El doctor llegó al domicilio de Don José a realizar la visita quincenal de control. Don José era, lo que se dice, un insurrecto, un paciente que mostraba aversión a cumplir las órdenes médicas o los simples consejos, y que gastaba auténtica mala leche cuando se le llevaba la contraria. Y, también era cierto, a veces no hacía caso de las recomendaciones porque sencillamente se olvidaba de ellas, a causa de que en su en otro tiempo ágil cerebro empezaba a anidar la semilla de la...
La encontraron en su cama, abrazada a un peluche ajado y desmembrado, que acumulaba casi tanta historia como ella. Los vecinos sospecharon, hacía días que no la veían, bajando o subiendo las escaleras, con aquella parsimonia, tributo a los años que ostentaba su osamenta. La autoridad uniformada, debidamente alertada, irrumpió al rescate de un cuerpo arrebujado y sin vida, cuya boca mostraba una irónica y pacífica sonrisa de triunfo.
Para estrenar este blog, me parece oportuno rescatar un artículo que escribí hace un par de años y que apareció en La Vanguardia digital, en mi blog "El paso por la vida". Entre otras cosas, y no por casualidad, dicho artículo comparte título con el de esta web, e ilustra muy bien la tarea de aquellas personas para las que el contenido aquí expuesto puede ser de utilidad e interés. Ahí va este breve cuento: